martes, 12 de septiembre de 2017

Tartufo, el impostor



Después del descanso veraniego, vuelvo a la carga con las críticas y recomendaciones.

      Definitivamente, este Tartufo no es una buena recomendación si te gustan las obras de Molière. Por el cartel ya se sabe que algo va a ser raro, pero el destrozo constante en escena es tan alucinante que el cadáver de Molière aún no ha podido salir de su tumba de lo alucinado que sigue.

      Mientras veo la obra, reconozco que el problema no es sólo de guion, es decir, del guion que emplean pateando a casa escena el texto original. Hay un gran problema de dirección, de incomprensión textual y de incomprensión de mecanismos teatrales. No, si quiere ser rompedor, novedoso y moderno, no lo consigue. 

      Las constantes espaldas en momentos en los que no son precisas, los movimientos de los personajes y los chistes al puro estilo burdo pseudoinfantil no hacen más que estropear lo que podría haber sido una representación maravillosa (incluso atreviéndose a hacer una versión, para lo cual no es apto cualquiera, aunque cualquiera ose hacerlo).

      Y por si no es mala la representación, la dirección y algunos actores una es mala incluso estando quieta, pero el que los hombres confundan momento de revelación con blandenguería que quieren hacer pasar por homosexualidad ya es el colma. Amén del amante vengador-vendetta (no, no me equivoco, camiseta incluida para emular ambas ideas cinematográficas)—, aún queda el monólogo final.

      Sí, ese en el que Tartufo habla de la necedad del ser humano y ¡¡¡repentinamente aparece en toalla!!! Parece que el director se dijera: ¿Cómo podemos quitarle el sentido total a esto? Si yo fuera el actor habría entrado en cólera por utilizarme como objeto sexual, porque en ese momento no hay nada que pida que salga desnudo, ¡nada!

        La indignación que me ha provocado esta obra es algo que no sentía desde hace mucho.

       Lo dicho, si eres incapaz de apreciar el teatro, puedes ir tranquilamente, pero si sientes un poco de afinidad por las tablas y los textos, mejor ahórrate el disgusto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario