jueves, 1 de marzo de 2018

Una comedia Aquilana

Hace mucho que no veía una obra clásica tan poco conocida como esta. Y ha sido una verdadera pena la dirección tan lamentable con la que la han montado.

      Es de las pocas veces que te ríes más leyendo el texto que viéndolo en escena.

      Esta es una comedia muy ágil y ligera, bastante cortita que se hizo eterna.

      Pero como decidieron recrear el habla del siglo xvi sin saber cómo ni tener ni idea de cuáles eran los sonidos que se mantenían, sólo supieron pronunciar cada s y cada c/z como si fueran ch. ¡Espantoso! Fue absolutamente imposible concentrarse en un texto que parecía traducido a lo que se suele llamar habla de payaso.

      Por favor, si nos sabes pronunciar algo de hace 5 siglos, ¡no pasa nada!, simplemente no lo hagas. Y si quieres hacerlo ¡investiga! Pista: revolución de las sibilantes (manías filológicas).

      Otro fallo importante fue la mala o nula transición entre personajes que hacían los mismos actores, esto se marcaba sólo cambiando una corona por un frutero y un vestido más amplio. Trajes, todos, exactamente iguales (misma tela, obvio) que el telón de fondo que usaron.

      En fin, un desastre absoluto. De ahí, la importancia de mirar quién versiona y dirige, nombre apuntado. Nunca más.