Hoy nos toca un libro de poesía autoeditado, que sinceramente, no he podido leer entero, pues la aplicación de la editorial me da error, de ahí que escriba tan tarde esta reseña.
Con la poesía suelo ser muy crítica, precisamente porque me parece muy difícil, pero después de haberme empapado con los pseudoversos que parecen encantar al público actual, debo decir que está bastante trabajado y logrado. Todo mi respeto hacia quienes están cambiando (que es lo que hace cada generación) el concepto de la poesía, la mayoría me parecen posts de red social. Insisto, me refiero a los que logran colas de fans de canal de YouTube, no a todos y no es que sea malo, simplemente no me va.
El hechizo de la amapola es un poemario tiene ese sabor de escritora que ha buscado sus ritmos y estructura.
El esfuerzo de desnudarse y comunicarse a través del lenguaje más complejo, exponer y cifrar sentimientos y situaciones, amores y prohibiciones son las cosas que he podido ver en este libro.
miércoles, 31 de octubre de 2018
miércoles, 6 de junio de 2018
La tragedia del girasol
Tenemos entre nuestras
manos la segunda entrega de un posible saga con Bianquetti como protagonista,
en este título como inspector suspendido de empleo y sueldo que llena su tiempo
ejerciendo como detective.
Aunque
exista una aventura anterior, este libro puede leerse de manera independiente y
es en esta opción en la que nos encontramos. Efectivamente, no hace falta saber
qué le ocurrió antes a Bianquetti, aunque desde el principio te hueles que no
es el primer título, lo que te lleva a buscar información y confirmar tus
sospechas. Quizá, si hubiera leído el libro anterior mi opinión sería más
benévola, pues las tres primeras páginas están llenas de tópicos del género.
Como hemos dicho inspector suspendido (¡oh, qué novedad!), charlando con una
prostituta de manera nada amable (es por un caso, claro). Continúas y aparece
el personaje nunca descrito en este género. Un excompañero, más joven, más
guapo y que sí mantiene su puesto de trabajo, le ofrece al protagonista un caso
nada apetecible: ser el guardaespaldas (o niñera, según Bianquetti) de un pez
gordo en la sociedad española.
Lo
que a priori es una bobada de caso, inexplicablemente, se convierte en una
serie de muertes, pelea y violencias varias que es lo que pide su
planteamiento.
Lo
mejor del libro (para mí) reside en el estilo y el ritmo del autor, pues
reconozco que me alejó mucho de la historia un planteamiento tan reconocible.
Lo cual, creo que no le resta valor al libro, pues la originalidad se encuentra
en lo más difícil del proceso de escritura.
Si
me planteo a qué tipo de lector le recomendaría este libro, partiría de gente
que guste novelas redondas, con final en el episodio, pero posible continuación
en la historia del personaje, y que disfruten del escritor en sí. También es un
prototipo de novela negra (un poco más policíaca que negra, lo cual beneficia
claramente a la historia).
Un
acierto para todos los que buscan quedarse atrapados en un libro.
La tragedia del girasol, escrita por Benito Olmo y publicada por Suma de Letras en papel y digital
lunes, 28 de mayo de 2018
El burlador de Sevilla
Esta vez llego con esta adaptación de El burlador de Sevilla.
La propuesta que realizan modernizando la obra con los trajes que progresivamente llegan al siglo xx, sin deshacer el texto, es digna de ver. Al principio fui reacia ante tanta mezcla de estilos pues me confundía ver zapatos totalmente actuales con un traje encorsetado. O adivinar unos vaqueros con botas de caballero, sin embargo, el vestuario rápidamente se transforma y te lleva hasta una época moderna que no choca con el verso de la obra.
Ante las actuaciones, excepto una, fueron impecables, debo agradecer a Tisbea que hiciera más llevadera su parte, pues es una de las más largas. Pepe Viyuela encarnó con firmeza y ternura a Catalinón, el cómplice incomprendido que finalmente queda sin amo ni pago.
También merece un aplauso especial Raúl Prieto que consigue encarnar al verdadero Burlador, sin caer en la trampa del Tenorio de Zorrilla. Jamás escuché pronunciar tan naturalmente su famoso: «Tan largo me lo fiáis».
No sabría qué destaca más en esta puesta en escena. El decorado es sencillo a veces, pero cuenta con una bonita escalera de mármol con columnas en los soportales, a la vez que la mayoría de escenas se representan si escenografía. La luz siempre en su justo momento y tiempo y las entradas limpias, incluso los accidentes son incorporados con movimientos naturales que incorporan al personaje.
El texto de Tirso (según dicen) no pierde peso, no resulta pesado pues no es recitado si no pronunciado, es decir, se nota que los actores comprenden el significado de lo que están diciendo y no se limitan a soltar unas frases y mover el brazo en el momento x, no, ellos hablan y se mueven de natural manera, como debe ser el teatro.
Realmente son un ejemplo de profesionalidad sobre y fuera del escenario, no se merecen llevar meses sin cobrar su sueldo, máxime cuando el Inaem es una empresa pública y además te cobran las entradas religiosamente. Sólo puedo felicitarles por cada segundo que nos regalan y por vivir para la cultura, como siempre lo relacionado con el humanismo es lo que no se paga.
Muchas gracias a todos por vuestro amor al teatro.
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domingo, 20 de mayo de 2018
El banquete
Durante un mes podemos encontrar esta genial obra en la programación del teatro de la comedia.
Una obra hilada a través de los textos más emblemáticos del teatro, perfectamente hilados, nuevamente, de la mano de Álvaro Tato y dirigida por Helena Pimenta y Catherine Marnas.
Lo canónico de sus textos se entrelaza con una puesta en escena completamente moderna en la que el público vive la obra en el mismo espacio que sus personajes y brinda con cada propuesta que hacen sus anfitriones.
No quiero desvelar nada más pues creo que si eres amante de los mejores dramaturgos de la historia (sí, toda la historia), disfrutarás con cada escena.
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jueves, 1 de marzo de 2018
Una comedia Aquilana
Hace mucho que no veía una obra clásica tan poco conocida como esta. Y ha sido una verdadera pena la dirección tan lamentable con la que la han montado.
Es de las pocas veces que te ríes más leyendo el texto que viéndolo en escena.
Esta es una comedia muy ágil y ligera, bastante cortita que se hizo eterna.
Pero como decidieron recrear el habla del siglo xvi sin saber cómo ni tener ni idea de cuáles eran los sonidos que se mantenían, sólo supieron pronunciar cada s y cada c/z como si fueran ch. ¡Espantoso! Fue absolutamente imposible concentrarse en un texto que parecía traducido a lo que se suele llamar habla de payaso.
Por favor, si nos sabes pronunciar algo de hace 5 siglos, ¡no pasa nada!, simplemente no lo hagas. Y si quieres hacerlo ¡investiga! Pista: revolución de las sibilantes (manías filológicas).
Otro fallo importante fue la mala o nula transición entre personajes que hacían los mismos actores, esto se marcaba sólo cambiando una corona por un frutero y un vestido más amplio. Trajes, todos, exactamente iguales (misma tela, obvio) que el telón de fondo que usaron.
En fin, un desastre absoluto. De ahí, la importancia de mirar quién versiona y dirige, nombre apuntado. Nunca más.
lunes, 19 de febrero de 2018
Relatos muertos
Relatos muertos debe
tener este título porque no hay quien sobreviva a semejante horror.
Siempre me gusta tener en
cuenta que no todo el mundo es García Márquez, ni Borges, pero que se han
esforzado por escribir una historia con ilusión y atención a su lector, pero
este libro es una auténtica estafa. Se nota a la legua que son ejercicios (mal
hechos) de un curso o taller de escritura creativa.
Ni uno solo de los
personajes es coherente consigo mismo (¡ojo! No digo coherente con la realidad,
sino con la construcción inicial que se hace de ellos. Obviamente porque no hay
construcción inicial ni final).
El autor lleva el pacto
de complicidad del lector hasta límites más allá de lo respetuoso, no sabe
manejar la elipsis ni la fragmentariedad.
Los personajes femeninos
están construidos sobre una base de misoginia que ni toda una vida de psicólogos
puede curar.
En fin, un desastre
absoluto que no sólo no ha pasado una revisión, sino que no ha escuchado ningún
tipo de consejo que le ayude a escribir medianamente bien, es decir, que al
menos no cambie el tiempo verbal en la misma frase.
jueves, 8 de febrero de 2018
Donde los viejos robles
Estamos
ante una novela a la que le falta bastante trabajo de revisión, la premisa es
buena e interesante, pero cae en obviedades y lugares comunes harto conocidos
en mitología y fantasía.
Se lee con rapidez y
curiosidad y la ambientación logra transportarte al universo romano, sin
embargo, el universo celta queda cojo. Nada que no pueda solucionar el propio
autor con la guía de un editor o lector experto, por lo que estoy esperando ver
lo que puede hacer este escritor con las facilidades que se le ceden a otros
escritores más conocidos.
También me ha llamado la
atención que no haya una corrección previa, ni revisión de maqueta, algo que se
espera de Random House aunque sea un sello de autopublicación. Una verdadera
lástima, ya que esto perjudica a la lectura de la historia.
Es muy interesante la
propuesta con ilustraciones que captan el tono de la narración y la imagen de
la cubierta es llamativa, quizá para esta historia sería mejor que fuera a
color.
Donde los viejos
robles, firmada por Jorge de Juan
Miñana y publicado en Caligrama Ediciones en papel y digital
lunes, 29 de enero de 2018
Crimen y telón
Este
fin de semana he tenido la oportunidad de ir a ver Crimen y Telón de Ron
Lalá. Ha sido un grato placer poder asistir a este original (en todos y los
mejores sentidos).
Una obra escrita por el
grupo que no tiene ni un segundo desperdicio. Desde el principio asistimos a un
nuevo teatro cargado de ciencia ficción y teatro clásico que no te permite
distraerte ni un segundo.
La puesta en escena es
sencilla y fulminante y los focos de atención arrastran al espectador más
desconfiado, consiguiendo que realmente no veas cuándo desaparece el cadáver.
Si amas la poesía no
podrás salir indiferente y no declararte verosadicta.
Desde el texto, las
actuaciones y cada técnico puedes presenciar del trabajo medido.
Esta obra se construye
bajo la premisa de que en el futuro las artes están prohibidas, pero teatro aún
no ha sido capturado, hasta que ¡oh, sorpresa! Aparece su cadáver y el
protagonista debe buscar al asesino, lo que le llevará en un viaje de
flashbacks en los que vemos el inicio y evolución de teatro. Incluyendo el
vocabulario técnico que suele desconocerse, lo que la hace una obra magnífica
para llevar a curiosos y adolescentes que están en pleno estudio de Educación
Literaria (sí, ahora lo llaman así).
Al estar en primera fila
tuve la oportunidad de ver cuidadosamente las expresiones de los actores que
entraron concentrados y terminaron sin perder la concentración ni un segundo,
algo que últimamente no sucede. Normalmente se nota que los actores entran en
frío y hay veces que pierden el hilo. Ron Lalá, no. Ellos entraron en el punto
álgido y no lo soltaron hasta que llegaron los aplausos. Algo que beneficia sin
duda a un espectáculo como el que presentan cargado de literatura, poesía, citas
y ¡música! Sí, también hay música en directo y gags que han podido hacer que
algunos los comparen con Les Luthiers, grupo del que me declaro fan desde la
infancia, pero Ron Lalá no los imitan, crean su propio concepto de teatro que
comienza con los programas de mano y terminan con la compra (opcional, claro)
del libreto en el que puedes encontrar el final de esta obra metateatral.
Definitivamente son un
grupo al que seguir de cerca desde el entretenimiento y el intelecto. Apto para
todos los públicos con una dosis de despiertaneuronas y crítica social
intachable.
Sí, yo también me declaro
versoadicta.
viernes, 26 de enero de 2018
Cicatrices
Ángel
Zero nos regala en este poemario las pequeñas cicatrices que conforman la gran
herida.
Cada poema tiene su
propia duración, algunas cosas no deben ser desarrolladas y Zero no se fuerza,
lo que hace del poemario una experiencia cercana a las cicatrices.
Los poemas son puro siglo xxi, no puedes no encontrar referentes de la poesía de los 80 en un poeta
actual. La crudeza del lenguaje se utiliza en la creación de nuevas imágenes
que todos compartimos en nuestro imaginario común lleno de una ficción palpable
y real que no se llena más que de abandono y arrepentimiento que no logra el cambio del herido.
Nuestra poesía se escribe por guerreros que perdieron en la batalla que ganaron, aquella en la que se negaron a dar lo que quisieron y se quedaron consigo mismos.
Sin duda, Cicatrices es
un poemario actual cargado de cotidianeidad, metáfora y dolor. ¿Habrá
redención?
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