Tenemos entre nuestras
manos la segunda entrega de un posible saga con Bianquetti como protagonista,
en este título como inspector suspendido de empleo y sueldo que llena su tiempo
ejerciendo como detective.
Aunque
exista una aventura anterior, este libro puede leerse de manera independiente y
es en esta opción en la que nos encontramos. Efectivamente, no hace falta saber
qué le ocurrió antes a Bianquetti, aunque desde el principio te hueles que no
es el primer título, lo que te lleva a buscar información y confirmar tus
sospechas. Quizá, si hubiera leído el libro anterior mi opinión sería más
benévola, pues las tres primeras páginas están llenas de tópicos del género.
Como hemos dicho inspector suspendido (¡oh, qué novedad!), charlando con una
prostituta de manera nada amable (es por un caso, claro). Continúas y aparece
el personaje nunca descrito en este género. Un excompañero, más joven, más
guapo y que sí mantiene su puesto de trabajo, le ofrece al protagonista un caso
nada apetecible: ser el guardaespaldas (o niñera, según Bianquetti) de un pez
gordo en la sociedad española.
Lo
que a priori es una bobada de caso, inexplicablemente, se convierte en una
serie de muertes, pelea y violencias varias que es lo que pide su
planteamiento.
Lo
mejor del libro (para mí) reside en el estilo y el ritmo del autor, pues
reconozco que me alejó mucho de la historia un planteamiento tan reconocible.
Lo cual, creo que no le resta valor al libro, pues la originalidad se encuentra
en lo más difícil del proceso de escritura.
Si
me planteo a qué tipo de lector le recomendaría este libro, partiría de gente
que guste novelas redondas, con final en el episodio, pero posible continuación
en la historia del personaje, y que disfruten del escritor en sí. También es un
prototipo de novela negra (un poco más policíaca que negra, lo cual beneficia
claramente a la historia).
Un
acierto para todos los que buscan quedarse atrapados en un libro.
La tragedia del girasol, escrita por Benito Olmo y publicada por Suma de Letras en papel y digital